Psalm 146-147 • 111, 112, 113
Amos 1:1-5 • 13-2:8 ❖ 1 Thess. 5:1-11 ❖ Luke 21:5-19
The Bible can be disarmingly honest about how messed up things can get. In Luke’s gospel, soon after Jesus’ entry into Jerusalem he weeps over the city and foresees a time when one stone will not be left upon another. He repeats those words in today’s reading—specifically about the temple in all its beauty. “Not one stone upon another” feels like an apt description of the ravages of war, the loss and grief that comes when everything that has been built is now unbuilt. It’s a scene that has become too familiar on the world stage.
Yet the hopefulness of the Advent season does not rely on looking around and finding history moving in the right direction. In fact, the hope of Jesus is precisely situated in the midst of rubble. We tell a story of new life while around us there are Herods plotting for power or vengeance, Rachels weeping for their children, and ordinary people wondering what can be done. We Christians celebrate the birth of Jesus with eyes wide open, knowing how messed up things can get, yet harboring a faith that says this life of Jesus, made wholly open to the ways of God, promises that there is always a path out of darkness, always a way to opt for love, always a divine presence ready to enter the world at its point of pain and make something new.
O God, who has come into this world as a sign of hope, help us find that hope in you and bear that hope to others. Amen.
La Biblia puede ser sorprendentemente honesta acerca de cuán confusas pueden llegar a ser las cosas. En el evangelio de Lucas, poco después de la entrada de Jesús a Jerusalén, llora por la ciudad y prevé un tiempo en el que no quedará piedra sobre piedra. Él repite esas palabras en la lectura de hoy, específicamente sobre el templo en toda su belleza. “Ni una piedra sobre otra” parece una descripción adecuada de los estragos de la guerra, la pérdida y el dolor que surgen cuando todo lo que se ha construido ya no está construido. Es una escena que se ha vuelto demasiado familiar en el escenario mundial.
Sin embargo, la esperanza del tiempo de Adviento no depende de mirar a nuestro alrededor y encontrar que la historia avanza en la dirección correcta. De hecho, la esperanza de Jesús se sitúa precisamente en medio de los escombros. Contamos una historia de nueva vida mientras a nuestro alrededor están los Herodes conspirando por poder o venganza, las Raqueles llorando por sus hijos y gente comun preguntándose qué se puede hacer. Nosotros, los cristianos, celebramos el nacimiento de Jesús con los ojos bien abiertos, sabiendo cuán complicadas pueden llegar a ser las cosas, pero albergando una fé que dice que esta vida de Jesús, totalmente abierta a los caminos de Dios, promete que siempre hay un camino para salir de la oscuridad, siempre una manera de optar por el amor, siempre una presencia divina dispuesta a entrar en el mundo en su punto de dolor y hacer algo nuevo.
Oh Dios, que has venido a este mundo como signo de esperanza, ayúdanos a encontrar esa esperanza en ti y a llevarla a los demás.
Listen to Scott read his Advent meditation and prayer in English:
Escuche a Scott leer su meditación y oración de Adviento en inglés: