Psalm 37:1-18 • 37:19-42
Isa. 7:1-9 ❖ 2 Thess. 2:1-12 ❖ Luke 22:1-13
Advent comes round again, and we turn our focus to the Parousia, the coming of the Messiah, the return of our Lord. We hear our God saying take heed, be quiet, do not fear, and do not let your heart be faint. We find ourselves surrounded by injustices of the world, and the unrighteousness of our inner lives.
We hear a sharp word from the Lord: all who have not believed the truth but took pleasure in unrighteousness will be condemned. Perhaps we feel guilt, or shame, or indignation when we hear God’s claim on us.
When we cast away the lies that shore up self-interest, the hope of things to come rushes in to fill the space opened in our hearts.
God speaks to us: do not fret yourself because of the evildoer – whether those in the world around us, or our false self – for they shall soon wither like the grass.
The Psalmist admonishes: take delight in the Lord and he shall give you your heart’s desire.
We desire the life of the age to come; fellowship with God and one another.
Advent comes round again; God readies us to clear our hearts for the One who is to come.
O God who condemns those who do not believe the truth but take pleasure in unrighteousness, grant us our heart’s desire, that we may not wither like the grass, but may, free from fear, take delight in the Lord, take heed, be quiet, and faint not in our hearts; through Jesus Christ our Lord. Amen.
Vuelve el Adviento y nos centramos en la Parusía, la venida del Mesías, el regreso de nuestro Señor.
Oímos a nuestro Dios decir: «Estad atentos, tranquilos, no temáis, no desfallezca vuestro corazón». Nos encontramos rodeados por las injusticias del mundo y la injusticia de nuestra vida interior.
Oímos una palabra tajante del Señor: todos los que no creyeron en la verdad, sino que se complacieron en la injusticia, serán condenados. Tal vez nos sintamos culpables, avergonzados o indignados cuando oímos que Dios nos reclama.
Cuando desechamos las mentiras que apuntalan el interés propio, la esperanza de lo que está por venir se apresura a llenar el espacio abierto en nuestro corazón.
Dios nos dice: no te inquietes por los malhechores -ya sean los del mundo que nos rodea o nuestro falso yo-, porque pronto se marchitarán como la hierba.
El salmista amonesta: deléitate en el Señor y él te concederá el deseo de tu corazón.
Deseamos la vida del siglo venidero, la comunión con Dios y entre nosotros.
El Adviento se acerca de nuevo; Dios nos prepara para limpiar nuestros corazones para Aquel que ha de venir.
Oh Dios, que condenas a los que no creen en la verdad, sino que se complacen en la injusticia, concédenos el deseo de nuestro corazón, para que no nos marchitemos como la hierba, sino que, libres de temor, nos deleitemos en el Señor, prestemos atención, estemos tranquilos y no desfallezcamos en nuestro corazón; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Escuche a Nathan leer su meditación y oración de Adviento en inglés: