Psalm 119:1-24 • 12, 13, 14
Isa. 2:1-11 ❖ 1 Thess. 2:13-20 ❖ Luke 20:19-26
“Whose image is this?” In answering the questions of the spies without a simple “yes” or “no,” Jesus prompts us to answer a different question—not just about the coins in our hands, but about the very hands that hold them. “Whose image is this?” On the face of that denarius and all the others exchanged and traded was the emperor’s. But on the face of Jesus, the spies, the onlooking disciples, you, and me… is the image of God. Yes, the powers of this world are stamped on the currency we use to buy bread to feed the hungry and the taxes on land we worship upon, and yes, what is stamped as the emperor’s is the emperor’s. What’s greater than the emperor’s image is the image of God in all of us. It unites, not separates, our common life to God’s desire for us. All work in this world—bank tellers, car mechanics, cashiers, school teachers, artists—belongs to God. By seeing all people—as ourselves, strangers, the bank teller, the cashier—as those made in the image of God, we are called to see God at work in our material lives. When we resist separating God from our embodied life, we have the opportunity to become part of God’s redeeming work. Coins have the reflection of the emperor, but our lives are called to reflect God. “Whose image is this?” In each of us, it is God’s.
Gracious God, guide us to use our embodied life to share your love for us with all people, knowing all belongs to you. Amen.
«¿De quién es esta imagen?»
Al responder a las preguntas de los espías sin un simple «sí» o «no», Jesús nos incita a responder a una pregunta diferente: no sólo sobre las monedas que tenemos en las manos, sino sobre las mismas manos que las sostienen.
«¿De quién es esta imagen?»
En la cara de ese denario y de todos los demás que se intercambiaban y comerciaban estaba la del emperador.
Pero en el rostro de Jesús, de los espías, de los discípulos que miraban, de ti y de mí… está la imagen de Dios. Sí, los poderes de este mundo están estampados en la moneda que usamos para comprar pan para alimentar a los hambrientos y en los impuestos sobre la tierra que adoramos, y sí, lo que está estampado como del emperador es del emperador.
Lo que es más grande que la imagen del emperador es la imagen de Dios en todos nosotros. Une, no separa nuestra vida cotidiana de lo que Dios desea para nosotros. Todos los trabajos de este mundo -cajeros de banco, mecánicos de coches, cajeros, maestros de escuela, artistas- pertenecen a Dios. Al ver a todas las personas -a nosotros mismos, a los extraños, al cajero del banco, a la cajera- como hechas a imagen de Dios, estamos llamados a ver a Dios trabajando en nuestras vidas materiales. Cuando nos resistimos a separar a Dios de nuestra vida encarnada, tenemos la oportunidad de formar parte de la obra redentora de Dios. Las monedas tienen el reflejo del emperador, pero nuestras vidas están llamadas a reflejar a Dios.
«¿De quién es esta imagen?» En cada uno de nosotros, es de Dios.
Dios misericordioso, guíanos para que utilicemos nuestra vida encarnada para compartir tu amor por nosotros con todas las personas, sabiendo que todo te pertenece. Amén.
Listen to Gabbie read her Advent meditation and prayer in English:
Escuche a Gabbie leer su meditación y oración de Adviento en inglés: